¿Quiénes son los profesores que enseñan
Geografía en México?
¿Por qué ser profesor y por qué de Geografía?
¿Por qué ser profesor?
Ser profesor implica ser un humanista y disfrutar del trato con personas, particularmente
con niños y jóvenes. Las relaciones cognitivas y afectivas que establece en la escuela
hacen de él un profesional de la educación que tiene como principal compromiso
la formación integral de sus alumnos.
Sin embargo, los profesores que imparten Geografía en la primaria, la enseñan como una asignatura más que forma parte del currículo escolar, donde las
matemáticas, el español, la historia, las ciencias y demás asignaturas, comparten
su interés y tiempo, de meritando el que dedican a la geografía.
¿Por qué elegir ser profesor de Geografía?
Al profesor de Geografía le son significativos los procesos naturales y humanos
que se llevan a cabo en el espacio geográfico. En la posibilidad de mostrar los
cambios, las relaciones y las expresiones entre unos y otros procesos se encuentra el
sentido y la justificación de su trabajo como docente.
Ser profesor y de geografía, implica tomar dos decisiones personales; una perneada por la afinidad y la posición social y cultural que busca como proyecto
de vida; y otra, que responde al interés de incorporarse laboralmente en el ámbito
profesional de su preferencia. El profesor se encuentra influido por procesos
formativo-escolares iniciales, por las formas corporativas establecidas para el
ejercicio de su profesión y por el grado de certificación y legitimidad otorgada por
el entorno de amigos, familiares y grupos de iguales.
La identidad profesional de los maestros que enseñan Geografía está formada
por aspectos como la necesidad de reflexionar sobre la inserción en un campo profesional
desde el origen social, la condición de género, las expectativas y concepciones
en torno a la escolaridad, el tránsito por la formación y la trayectoria en el
ejercicio de la profesión, hasta las opciones de futuro elaboradas desde el presente.
Los perfiles profesionales
Asumirse como normalista o universitario es una manera de señalar fronteras; esto
es, de establecer límites que demarcan lo propio y lo ajeno que configuran al grupo
profesional, donde el “saber enseñar” de los normalistas, frente al “poseer el conocimiento”
de los universitarios, establece una falsa dicotomía, que sólo tiene sentido a
partir de las diferencias académicas de las instituciones de procedencia.
En la realidad del aula las identificaciones profesionales de los docentes se
construyen en relación con las prácticas cotidianas de la acción escolar, profesional
y social. Los marcos de pertenencia y referencia se conjugan en los planos
de las experiencias y de las representaciones personales y sociales, constituyén-
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dose en los momentos de tránsito necesarios para la acción individual y colectiva
(Medina, 2000).
Los perfiles deben orientarse hacia el desarrollo de los elementos teóricos, metodológicos
e instrumentales que exige la educación actualmente, así como al reconocimiento
de las habilidades intelectuales y al desarrollo de actitudes y valores
que permitan la formación de docentes con una actuación autónoma en una
diversidad de ambientes y comunidades de aprendizaje.
La formación inicial de los profesores en las aulas de las escuelas normales nunca
será suficiente para un profesional que centra su trabajo en la disciplina que
más cambios experimenta: nuevos datos, nuevas situaciones, nuevos problemas y
nuevas realidades, que hacen imprescindible una actualización permanente de los
docentes a lo largo de toda su vida laboral.
Su desarrollo profesional requiere de condiciones materiales y laborales adecuadas
para su desempeño, como bibliotecas con acervos actualizados y suficientes
sobre la asignatura y su didáctica; espacios físicos y tiempos adecuados para el
estudio; preparación de clases y revisión de los productos de sus alumnos; participación
en congresos, foros, seminarios, simposios y otros eventos académicos para
enriquecer su papel en la enseñanza (SEP, 2009).
Las trayectorias en el aula.
La trayectoria es el tránsito del maestro desde su formación hasta las prácticas laborales
en las que ha intervenido empleando los saberes especializados, producto
de su formación y de los intereses y contextos sociales e institucionales de su acción
profesional.
Se reconoce como trayectoria laboral de los profesores todas las situaciones
que se suscitan en el desarrollo de su trabajo docente, donde la forma de tener
acceso al empleo, el ingreso económico promedio y los años de servicio son importantes.
Sin dejar de valorar su compromiso, actitud, profesionalismo y dedicación
observados durante su desempeño laboral.
Una condición particular de los profesores es saber que su vida
profesional transitará a través del empleo como docente, donde no se vislumbra
inicialmente de forma clara y evidente otras tareas que son consustanciales a la
docencia, como la investigación de su práctica docente o la adopción de cargos
académicos o administrativos que terminan por configurar otras trayectorias profesionales.
Estas alternativas ocupacionales de los profesores se van presentando después
como parte de sus expectativas de promoción y superación profesional que
terminan por descentrar su interés docente, en mayor medida cuando se asumen
funciones de gestión educativa. No así cuando se intenta investigar sobre su propia
práctica docente. En este sentido, el profesor puede transitar de una práctica docente
técnica y empírica, hacia una capaz de articular la teoría con la práctica.
Las competencias docentes.
Las competencias son los saberes que movilizan los profesores para realizar acciones
en situaciones concretas de su trabajo docente. Estas competencias profesionales
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se centran en el uso interactivo de materiales de enseñanza, en la búsqueda, reflexión
y análisis de información relevante, en procesos de enseñanza y de aprendizaje
significativos y en alcanzar concordancia con el entorno cambiante por medio
de un pensamiento crítico y científico y la cooperación en grupos de trabajo a
partir de una sólida cultura individual (Zabalza, 2007).
Las competencias docentes pueden asociarse a varias perspectivas; una de
ellas es la racionalidad técnica de la filosofía positivista, la cual postula que los
profesionales resuelven problemas instrumentales bien estructurados mediante la
aplicación rigurosa de las teorías y técnicas que se derivan del conocimiento científico.
Sin embargo, los problemas que enfrentan los profesionales en situaciones
reales se ubican en lo que Schön denomina las zonas indeterminadas de la práctica,
que se caracterizan por la incertidumbre, la singularidad y el conflicto de
valores (Schön, 1992, en Díaz Barriga, 2006:9).
Cuando los profesores reflexionan sobre los paradigmas utilizados en su práctica
docente, reconocen su trascendencia en las situaciones de aula y pueden retomarlos
como referentes importantes para el logro de las competencias geográficas.
El desarrollo de las competencias desde los diferentes paradigmas educativos
se basa en posibilitar los aprendizajes por medio de la interacción, donde todos
aprenden de todos en forma diversificada, constituyendo ambientes de aprendizaje
con contenidos, estrategias, materiales, recursos y situaciones significativas que
hacen de cada proceso de aprendizaje, un aprendizaje permanente.
El profesor debe participar de manera comprometida, respetuosa y responsable
en actividades sociales, colaborativas y comunitarias, como parte de las competencias
que corresponden a su formación profesional y de las competencias que
debe promover en sus alumnos para su vida presente y futura. Justamente ahí están
los retos de los docentes en la enseñanza y el aprendizaje de la geografía, hacia los
niños y jóvenes que conformarán las sociedades del futuro.
REFERENCIAS:
file:///C:/Users/Marian%20Cce/Downloads/los_reto_de_la_geografia._en_educacion_basica._su_ensenanza_y_aprendizaje-1.pdf
MARIAN AMAYRANI CHI CENTENO
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